Para muchas personas la buena ortografía no ha sido nunca una prioridad. No hay más que darse una vuelta por las redes sociales para sufrir la ligereza con la que algunos muestran al gran mundo sus deficiencias lingüísticas. Algo sorprendente, pues las redes sociales son, antes que nada, palabra escrita. Podremos compartir en nuestro muro de Facebook deseos, frustraciones o reflexiones mediante vídeos o imágenes, pero la gran herramienta en Internet es, sin duda, la escritura. Y si esta es llamativamente errónea, el lector podría desviar su atención del contenido para centrarse en su agramaticalidad.
“No quiero que un corrector corrija mi texto, porque puede cambiar mi manera de escribir”
Hace algunos años corregí el manuscrito del padre de un amigo. Este señor, persona de cierta edad, no había escrito nunca, y ahora lo hacía aprovechando que estaba jubilado y tenía mucho tiempo libre. Es decir, escribía por simple afición, sin grandes pretensiones literarias. El manuscrito, extenso, tenía muchos errores lingüísticos. No exagero si afirmo … Sigue leyendo