Algunas personas optan por escribir punto y coma cuando lo correcto sería escribir una coma o bien un punto. Es lo que tiene estar en un punto medio, y nunca mejor dicho: que uno puede pasarse de frenada, o quedarse corto. Esto ocurre porque el punto y coma marca una pausa mayor que la de la coma y menor que la del punto.
Ese desconcierto lleva a algunas personas –en ocasiones a buenos redactores, doy fe de ello– a abstenerse de usar el punto y coma por miedo a “meter la pata”. Y es una pena, porque el empleo correcto del punto y coma luce mucho el estilo de escritura.
Para tratar de ayudar a quienes usan indebidamente el punto y coma y a quienes lo evitan por desconocimiento, vamos a explicar tres de sus usos principales.
Cuándo usar el punto y coma (con ejemplos)
1. En enumeraciones largas en las que se usan también las comas
En ciertas enumeraciones no nos limitamos a dar una lista de palabras, sino que hacemos comentarios relacionados con estas. Aquí el uso del punto y coma es crucial.
Ejemplo:
En el concierto había personas procedentes de numerosos países: de Holanda, porque eran vecinos; de Francia, porque allí adoran este tipo de música; de España, porque era el país organizador; de Portugal, porque tocaban varios grupos lusos…
Después del nombre de cada país viene una coma y un texto explicativo. Si en vez de estructurar este texto con puntos y comas, lo hubiéramos hecho solo con comas, no quedaría tan claro, porque los elementos del listado y esos fragmentos explicativos irían entremezclados, sin establecer jerarquías.
Truco: Sin las partes explicativas (“porque eran vecinos”, “porque allí adoran este tipo de música”…), no tendría sentido escribir ningún punto y coma.
En el concierto había personas procedentes de numerosos países: de Holanda, Francia, España, Portugal…
2. A la hora de separar oraciones sintácticamente independientes que mantienen una estrecha relación semántica
Este año no me iré de vacaciones; bueno, cuatro o cinco días a lo sumo.
Como veis, la segunda oración no tendría sentido si no fuera precedida de la primera. En la segunda oración se sobreentiende cierta información incluida en la primera:
[Este año me iré de vacaciones] cuatro o cinco días a lo sumo.
3. Antes de conectores como pero, mas, aunque, sin embargo, por tanto, por consiguiente, etc., cuando las oraciones en las que participan son más bien largas. Como se recomienda poner coma después de estos conectores si van a principio de frase, quedarán encerrados entre un punto y coma y una coma, tal vez se aprecia en el siguiente ejemplo.
Me dijo que no tenía ningún sentido que nos mudáramos a la gran ciudad pues ambos podíamos ir al trabajo en el tren de cercanías; sin embargo, al cabo de las semanas se lo pensó mejor y decidió que deberíamos trasladarnos.
Bueno, pues ya habéis visto tres casos en los que el punto y coma presta un gran servicio a favor de la comprensión del texto. Hay otros casos, pero si dominamos por ahora estos tres, nuestro nivel de redacción habrá ganado enteros. :–)
Francisco Rodríguez Criado, escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down. Los zapatos de Knut Hamsun (De la Luna Libros, 2018) y Hombres, hombrinos, macacos y macaquinos (2020) son sus últimos libros de relatos.
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