Como diríamos con el lenguaje chispeante de la calle: hoy se ha liado parda en el aeropuerto de Barajas. Los medios de comunicación no han dejado de informarnos durante todo el día de la situación del aeropuerto madrileño, en alerta local por culpa de una falsa alarma.
La expresión falsa alarma ha estado en boca (y en la pluma) de todos, incluidos nuestros afanosos periodistas. Los ciudadanos nos hacemos una idea certera de lo ocurrido, aunque dicha expresión no se ajuste fielmente a la realidad. (Como ya expliqué en su momento, a veces interpretamos bien porque leemos mal).
Deberíamos preguntarnos: si la alarma fue falsa, ¿por qué han desalojado el avión SVA226 de Saudia Arabian Airlines? ¿Por qué los investigadores de la Guardia Civil se han tomado la molestia de identificar a todos los pasajeros de dicho avión? ¿Por qué los pasajeros fueron trasladados a una sala de la Terminal 4? ¿Por qué se movilizó a las fuerzas de seguridad del Estado? ¿Por qué, por qué?
Parece ser que el origen de esta ¿falsa? alarma está en el hallazgo de una carta manuscrita en inglés clavada con un cuchillo que decía con casposa economía del lenguaje: “TIENE BOMBA 11:30H”. Pero si a partir de ese momento se activó la alarma general, ¿cómo pueden decir unos y otros que la alarma era falsa? ¡La alarma era insultantemente verdadera! Lo que se iba a demostrar con el paso de las horas, a toro pasado y no antes, es que la alarma era infundada, es decir: “Que carece de fundamento real o racional”.
No había motivo pues para estar alarmados. Pero contadselo a los pasajeros y al personal del aeropuerto, que habrán experimentado una de las alarmas más reales de cuantas recuerdan.
—
¡Nos vemos en el siguiente post sobre corrección de estilo! ¡No te pierdas los posts anteriores!
Francisco Rodríguez Criado es escritor, corrector de estilo y editor de varios blogs enfocados a la literatura y el lenguaje (Corrección y Estilo, Grandes Libros, Narrativa Breve, Escribir y Corregir, Corrector Literario…).