No hay serie de televisión o película sobre el narcotráfico en Colombia en la que no se escuche una y otra vez la palabra “lavaperros” a modo de insulto. En ese mundillo el lavaperros es el que desempeña un trabajo de escasa relevancia, un donnadie, muy por debajo del sicario o del capo. Ignoro cómo nació este agravio –que ha acabado por trascender del ámbito del hampa al argot de la calle– y por qué se eligió la profesión del que asea los perros con el fin de rebajarle a la condición casi de paria. A lo mejor en Colombia no se tiene en mucha estima a los perros, y por extensión aún menos a quien ha de encargarse de ellos, por muy digna que sea su profesión.
Catalanismos. Ejemplos
Los catalanismos cobraron especial dimensión a partir de los años 60 del pasado siglo, cuando entró en juego una masiva inmigración a tierras catalanas formada por cientos de miles de personas que venían de otras regiones. Estos inmigrantes se empaparon de esas (para ellos) nuevas palabras, que acabaron por divulgarse por todo el país.