No hay serie de televisión o película sobre el narcotráfico en Colombia en la que no se escuche una y otra vez la palabra “lavaperros” a modo de insulto. En ese mundillo el lavaperros es el que desempeña un trabajo de escasa relevancia, un donnadie, muy por debajo del sicario o del capo. Ignoro cómo nació este agravio –que ha acabado por trascender del ámbito del hampa al argot de la calle– y por qué se eligió la profesión del que asea los perros con el fin de rebajarle a la condición casi de paria. A lo mejor en Colombia no se tiene en mucha estima a los perros, y por extensión aún menos a quien ha de encargarse de ellos, por muy digna que sea su profesión.
Benditos culturetas
Sentido del humor y defensa del buen uso de la lengua española. Estas son las claves de Jorge Andrada, escritor y profesor, autor de la divertida novela La Hermandad del santo Pelotazo, que acaba de publicar Con la lengua suelta: 60 secretos del español correcto (ver en Amazon), un libro que “se adentra en las relaciones, no siempre amistosas, entre los aspectos gramaticales y la libertad individual de los hablantes”.