El lenguaje en Facebook

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El lenguaje en Facebook
Facebook, red social en la que el lenguaje deja mucho que desear

Imagina que eres propietario de una panadería y tienes un pequeño problema: no entiendes a tus clientes cuando te solicitan un producto. No sabes si quieren una barra de pan, una baguete, un bollo de pan, un donut de chocolate o media docena de pastas para el café.

¿He escrito “pequeño problema”? Bien mirado, no es tan pequeño, porque la comunicación es lo que gobierna las relaciones humanas en todos sus ámbitos. Si no sabes qué quieren tus clientes, tendrás que preguntárselo, indagar, averiguar. Lo ideal es que esa comunicación verbal se establezca desde el principio de manera natural, sin necesidad de preguntas y repreguntas.



He puesto el ejemplo de la panadería, pero podría haber elegido el de los alumnos que aun teniendo buenos conocimientos en una asignatura suspenden el examen por mala caligrafía y peor redacción.

En lenguaje en Facebook se ha convertido en el lenguaje de Facebook

¿Pero qué podemos hacer cuando la importancia del lenguaje está bajo mínimos y luchar contra la incorrección lingüística nos conduce a estrellarnos contra un muro de hormigón?

No obstante, nunca está de más resaltar los inconvenientes de la mala redacción. Pondré un ejemplo: estoy en un grupo de Facebook en el que los miembros hacen consultas a la espera de que los demás las resolvamos. Del tema de este grupo (no diré cuál es) sé algo, y podría ayudar si me dejaran, pero en muchos casos os juro que no sé cuáles son esas dudas. Pillo palabras sueltas, algún sustantivo, algún verbo o adjetivo, en fin, señales de humo difusas. Pero qué demonios preguntan es algo que no sé. He sacado mi particular piedra de Rosetta y no me ha servido de nada. Su lengua de trapo no es más avanzada que la de un niño de dos añitos. Y no hablo de casos aislados. Lo preocupante es que el lenguaje en Facebook del que hablo se ha convertido en el lenguaje de Facebook. La torpeza lingüística se ha institucionalizado, valga la expresión. Son muchos, demasiados, los usuarios que sacan de paseo su lengua de trapo en Facebook. Y el ser humano es por definición gregario: si casi todos se expresan con incorrección, ¿por qué no unirse a la tendencia?

Nota: No lo dije antes y lo hago ahora: el lenguaje que usan en este grupo es el español (o algo parecido).

 



Errores lingüísticos habituales

Señalar cuáles son los errores lingüísticos más habituales que detecto en este u otros grupos de Facebook (o en cualquier otra red social) sería una tarea ardua. En realidad, son más los errores que los aciertos. Ya digo que en algunos casos no entiendo sus comentarios, pese a que nos expresamos en el mismo idioma. Solo por ilustrar al lector señalaré algunos de esos errores de escritura.

No distinguir cuándo comienza una frase y cuándo termina

Es el lector, sobre la marcha, quien debe reformular las frases, o al menos intentarlo. Olvídate de leer discursos articulados con frases con entidad gramatical propia, delimitadas por puntos seguidos de mayúscula inicial para señalar la nueva frase. En estos foros no se escriben palabras, se escupen.

No escribir los signos de interrogación

Tampoco se entiende muy bien cuándo hacen una afirmación y cuándo una pregunta. No es muy complicado abrir y cerrar los signos de interrogación para señalar el comienzo y el fin de una interrogativa, ¿verdad? Pues parece que sí lo es.

No puntuar

Sí, no puntuar. Iba a escribir “puntuar incorrectamente”, pero eso sería almibarar la realidad. Cuando la puntuación de un texto es tan deficiente, tan arbitraria, podremos convenir en que el texto no está puntuado.

Escribir los comentarios a medias

Sea porque le dan sin querer a la tecla Enter o porque necesitan respirar entre parrafada y parrafada, muchos de los textos que leo están incompletos. A veces hay que unir dos o tres comentarios del mismo autor para tratar de componer uno con cierta coherencia. En otros casos ni eso. Es como si ellos mismos se aburrieran al plantear sus dudas y decidieran abandonar su propósito, llevados por la apatía.

 



Consecuencias del mal lenguaje

¿Y qué ocurre con estas aportaciones textuales en las que el mensaje es casi imposible de descifrar? Hay reacciones de todo tipo:

  • Algunos miembros del grupo explican que no han entendido la información de ese texto. (Disculpe, ¿dijo usted «una barra de pan» o «media docena de pastas»).
  • Otros responden equivocadamente, pensando que su autor había planteado una duda diferente de la que realmente había intentado transmitir.
  • Otros –entre los que me incluyo– sentimos demasiada pereza como para preguntar cuál es exactamente la duda y optamos por mantenernos callados.

 

Cómo combatir el mal lenguaje

No tengo ni idea. Algunos dirán que fomentando la lectura o trabajando con los niños desde la guardería. Otros aventurarán que la culpa la tienen las leyes de Educación, esas cambian cada vez que hay nuevo gobierno, etcétera.

Me parece que a estas alturas el nivel de incorrección lingüística es de tal magnitud, que cualquier medida para paliarla está abonada al fracaso. Si una persona carece de amor propio y de amor al prójimo en el ámbito de la educación (expresarse con tantas incorrecciones es, ante todo, una falta de educación y de empatía), difícilmente podrá solucionarse el problema.

Sería necesario ponernos antipáticos, radicales incluso, y no atender las dudas de quien, muy apurado, informa al grupo de que “mi blog se ha caído no se k acer alguien seria tan amable de ayudarme me estoi volviendo loco”.

Cuando este loco en ciernes se percatara de que su pregunta no obtendría más que el silencio, posiblemente se plantearía redactarla nuevamente, con más interés. Mientras tanto, siempre habrá personas voluntariosas que le responderán “tranquilo yo te alludo cual es esactamente el problema lo primero es saber porque se ha caído el blog”.

Y así, poco a poco, vamos pasando la vida en Facebook.

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