Antes de meterme de lleno en la corrección de estilo de un texto en Microsoft Word, que es el procesador de textos con el que suelo trabajar, lo que hago es preparar el terreno. Os indico a continuación cuáles son los 7 pasos que doy antes de poner manos a la obra.
1. Creo una copia del archivo original
Hacer una copia del archivo original me permite mantenerlo tal como lo recibí. Gracias a esta medida de seguridad, puedo trabajar en una versión idéntica al archivo que me envió el cliente, que siempre quedará a buen resguardo en mi disco duro. Al final, cuando termine mi trabajo, crearé un nuevo archivo, ya en limpio, con mis correcciones incorporadas, sin las marcas rojas y sin mis comentarios en el lateral derecho. El cliente recibirá ambos archivos: el de las correcciones y el que ya está en limpio.
2. Abro el archivo de Word
Obviamente, si no abres un archivo, difícilmente podrás corregirlo. 🙂
Pero ahora lo que me interesa es comprobar que no contiene ningún virus y que no es incompatible con la versión de Word con la que trabajo. (No suelo tener problemas: uso el programa original de Microsoft Word, cuya licencia pago religiosamente cada año. Ese desembolso me ahorra disgustos y pérdidas de tiempo, cuando no la pérdida de los propios archivos.
3. Activo el Control de Cambios
Es la herramienta que se encarga de destacar todas mis intervenciones, algo que agradecerá el cliente, pues así sabrá qué he hecho y que no.
Podéis encontrar el Control de Cambios en la pestaña Revisar de Word.

A partir de este momento, como digo, todas mis intervenciones en el manuscrito quedarán registradas. Como tengo preseleccionado por defecto el color rojo, cada vez que añada, elimine o modifique un fragmento, este quedará resaltado en dicho color.

4. Elimino los molestos espacios dobles
Es muy frecuente que se cuelen espacios dobles en los textos que corrijo. A veces hay centenares, a veces miles. Para solucionarlo, desactivo el control de cambios (para que no salgan rastros de centenares o miles de anotaciones en el lateral derecho, con el consiguiente caos) y los elimino con un solo clic.
El procedimiento es muy sencillo: tecleo ctrl + l (es decir, la tecla ctrl al tiempo que pulso “l”, da igual si esta letra está en mayúscula o en minúscula) para abrir la herramienta Buscar y Reemplazar. Si no queréis usar atajos de teclado, encontraréis esta opción en Inicio/Reemplazar (a la derecha).

Una vez en ella, voy a la pestaña Reemplazar y dejo dos espacios en el cajetín de “Buscar” (hay que pulsar dos veces la barra espaciadora del teclado) y luego dejo un espacio en “Reemplazar con”. Por último, solo será necesario darle al botón “Reemplazar todos”. En muy pocos segundos, Word eliminará todos los espacios dobles y los convertirá en simples.
Nota: en ocasiones, si repites esta operación, Word seguirá eliminando espacios dobles. Esto ocurre porque algunos autores no se conforman con escribir espacios dobles, sino que también escriben espacios triples, cuádruples, etc. 🙂
Hay que tener cuidado, porque algunas personas “maquetan” (el verbo correcto, aunque no exista, sería “malquetan” [mal + maquetan]) pulsando una y otra vez la barra espaciadora. Si el corrector abusa de esta herramienta y repite el proceso una y otra vez, corre el riesgo de cargarse la «maquetación» que ha hecho el autor.
5. Hago un esquema del manuscrito
Una vez eliminada la hojarasca de los espacios dobles, llega la hora de hacer el esquema del manuscrito, si acaso fuera necesario. Y lo es cuando se trata de textos con capítulos.
Dejo una captura de uno de mis libros de relatos: Hombres, hombrinos, macacos y macaquinos. Podéis ver el esquema en la parte izquierda. (A la derecha lo he dejado cortado, para que la imagen de la izquierda, que es la que interesa ahora, se vea mejor).

6. Consensúo con el autor la grafía de ciertas palabras, y a veces elimino errores habituales
Después de estos pasos, suelo comprobar si el cliente tilda los pronombres demostrativos (este, ese, aquel, etc.) o el adverbio “solo”. Es frecuente que lo haga unas veces y otras no (en el mismo manuscrito). Entonces contacto con el cliente o la clienta para preguntarle sus preferencias al respecto. (Hay personas que no aceptan los consejos de la RAE sobre estas palabras, consolidados en la revisión de 2010).
7. ¿Macros?
Llegado a este punto, a veces aplico alguna macro para eliminar la hojarasca, básicamente erratas o palabras mal escritas. Lo hago solo a veces, cuando considero que me va a reportar más beneficio que perjuicio.
Y después de estos pasos más o menos mecánicos, que no entrañan gran dificultad, viene lo difícil: la corrección en sí. Corregir un texto puede ser una tarea placentera o un auténtico dolor de muelas. Pero eso es ya otra historia… :–)
¡Nos vemos en el siguiente post sobre corrección de estilo! ¡No te pierdas los posts anteriores!
Francisco Rodríguez Criado, escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down. Los zapatos de Knut Hamsun (De la Luna Libros, 2018) y Hombres, hombrinos, macacos y macaquinos (2020) son sus últimos libros de relatos.

Francisco
Rodríguez Criado
Escritor y corrector de estilo profesional

Solicita un presupuesto de corrección para tus textos
- Catalanismos. Ejemplos
- 3 frases hechas que tal vez no conozcas
- El estilo de escritura de Julio Cortázar
- Corregir una novela, corregir un libro de relatos… ¿Qué revisión conlleva más trabajo?
- El duende de la escritura y la buena redacción