Las 10 faltas de ortografía más habituales (según Cuadernos Rubio)

plumas estilográficas

La mítica editorial Cuadernos Rubio (¿quién no ha usado sus materiales didácticos cuando éramos niños?) ha hecho un listado con las que son, según ellos, las 10 faltas de ortografía más habituales entre niños y adolescentes.

La editorial, que cuenta desde 2008 con una Fundación centrada en la integración de colectivos de riesgo en exclusión, ha señalado la dejadez en el lenguaje y la pérdida del hábito de escribir a mano como las causas principales de que los alumnos cometan tantas faltas de ortografía. Una tendencia que va en aumento.  

“La dejadez en el lenguaje” es, en sí misma, una megacausa, por así decirlo, así que me voy a tomar la licencia de señalar al menos dos motivos más concretos: el déficit de lecturas (y no solo entre los jóvenes; leer mi columna “Escritores que no leen” en El Periódico de Extremadura ), y la percepción de que, en ciertos ámbitos, escribir mal mola, es divertido, es sinónimo de estar en la onda. (Leer, entre otros, los  artículos Oka ke ase o Leer poco y mal).

Pero no va este post sobre los motivos por los que chicos y chicas en edad formativa cometen tantas faltas de ortografía. No, lo que voy a hacer es repasar cuáles son esas 10 faltas de ortografía más habituales señaladas por Cuadernos Rubio. Las comento brevemente y pongo algunos ejemplos.

Las 10 faltas de ortografía más habituales (según Cuadernos Rubio)

1. ‘A ver’ y ‘haber’

«A ver» y «haber» son homófonas: suenan similares, pero se escriben de manera diferente, pues diferente es su significado. “A ver” es la suma de la preposición “a” + el verbo “ver”. “Haber” es el infinitivo del verbo “Haber”. Debería ser fácil distinguir ambos, pero doy fe de que no es así.

Estos son algunos ejemplos:

“A ver qué tal te sienta este traje.

“Llegas tarde y además te quejas. Haber venido antes”.

En algunos casos, «haber» funciona como sustantivo. En contabilidad, sin ir más lejos, se cita con frecuencia «el debe y el haber».

Truco: Puedes cambiar “a ver” por “veamos”. Si no hay cambio de significado, es correcto.

“A ver si hoy te portas bien”.

“Veamos si hoy te portas bien”.

2. Errores con la letra hache

La letra hache se le sigue “atragantando” a muchas personas. No es lo mismo “ay” (interjección) que “hay” (tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo “haber”).

«¡Ay, qué miedo me has dado!”

“Hay que hacer los deberes de Matemáticas antes de la cena”.

Conviene leer mucho e interiorizar qué palabras llevan hache y cuáles no. Si lo hacemos con mucha atención, es posible que podamos corregir este error.

3. Intercambio de las letras “b” y “v”

Este es un error muy desagradable. Dice muy poco de nuestro nivel cultural escribir “vien” (en vez de “bien”), o “birgen” (en vez de “virgen”).

La norma, bien asimilada, siempre podrá ayudarnos. Recuerda:

Se escriben con “b”:

–Las palabras que empiezan por los prefijos ‘bi’ y ‘bis’: “bicicleta”, “bisabuelo”, “bienio”, “bisnieto”.

–Aquellas palabras en las que el sonido ‘b’ va seguido de una consonante: “blusa”, “brisa”, “afable”, “público”.

–Después de la letra ‘m’: “ambiguo”, “ámbito”, “umbroso”, “ámbar”.

4. Uso incorrecto de la ‘g’ y la ‘j’.

Es muy habitual leer incorrecciones como “garage” o “bricolage” (en vez de “garaje” o “bricolaje”). Aún más graves son delitos lingüísticos como “jente” y “jenio” (en vez de “gente” y “genio”).

Recuerda.

Se escribe “g”:

–En palabras terminadas en: “gia”, “gio”, “gión”: magia, regio, religión.  

–En palabras terminadas en “gen”: margen, origen, Fulgen (abreviatura de “Fulgencio”).

–Después de las sílabas “al”, “ar”, “an”: “álgido”, “argentino”, “ángel”.

5. Palabras abreviadas de manera incorrecta

Sea por pereza, por moda o por ahorrar tiempo, muchos usuarios tecnológicos abrevian palabras de modo espurio, pervirtiendo así nuestra hermosa lengua. Ocurre con el famoso “Ola ke ase” (en vez de “Hola, ¿qué haces?»), estandarte de una generación que escribe poco y mal.

Es habitual ver en Facebook o en Twitter los pronombres (mal abreviados) ‘m’ y ‘t’ y la conjunción ‘k’ en vez de las grafías correctas “me”, “te” y “que”

“M ha dicho Juan k t vengas a tomar unas birras”.

Otras abreviaturas habituales en los teléfonos móviles que convendría evitar:

Dnd (dónde), k acs (¿qué haces?), pf (por favor), tb (también), salu2 (saludos), xk (por qué, porque).

6. Imperativos mal construidos

Escribir un infinitivo como si fuera un imperativo es otro de los 10 errores lingüísticos más comunes. Tal vez escribimos “Venir” en vez de “Venid” porque pronunciar este verbo, terminado en “d”, es más indigesto que hacerlo en “r”. Pero lo adecuado es construir los imperativos como corresponde: “Corred”, “Esperad”, “Empezad”, etc.

Tampoco ayuda mucho la RAE cuando acepta “Iros” en vez de “Idos”, que es el imperativo de la segunda persona del plural del verbo “ir”. Yo aconsejo escribir “Idos” y dejar “Iros”, en el peor de los casos, para el lenguaje oral.

7. No distinguir entre “por qué”, “porque” o “porqué”.

Las palabras “por qué”, “porque” y “porqué” dan mucha guerra. Lo sé: las corrijo una y otra vez en los manuscritos de mis clientes. Y de paso añadiría la secuencia de dos palabras “por que”, es decir, la suma de la preposición “por” + la conjunción “que”.

Como ya le dediqué un post a estas palabras en CORRECCIÓN Y ESTILO, os invito a que lo leáis: Por qué/Porqué/Porque/Por que, explicados de manera concisa y con ejemplos 

8. Signos de puntuación

Aquí habría que hablar de comas y puntos indebidos (por ausencia o por colocarlos donde no corresponde). El uso de una coma puede cambiar el significado de una frase. No es lo mismo “sal gorda” (Sustancia consistente en cloruro sódico que usamos en el día a día para darle sabor a las comidas) que “sal, gorda”, que es como cariñosamente le pido a mi perra Betty que salga (por ejemplo, de la cocina, a la que entra una y otra vez cuando estamos comiendo).

Como esta es una materia muy amplia, os invito a que busquéis más información en Internet, en libros, en guías de escritura, o que leáis este blog, correcionyestilo.com, pues tratamos la puntuación con mucha frecuencia.

9. Tildes

Un texto con errores en las tildes salta mucho a la vista. Y, además, escribir incorrectamente las tildes puede corromper el sentido de las palabras. Por poner algunos ejemplos, no es lo mismo “revólver” (un arma) que “revolver” (verbo que significa “remover”). Tampoco es lo mismo el adjetivo “continuo” (sin interrupción”) que “continúo” (primera persona del singular del presente de indicativo del verbo “continuar”) o “continuó” (tercera persona del singular del pretérito perfecto simple.

Este es un tema también muy amplio. Para empezar, urge saber cuáles son las normas básicas de acentuación.  Os invito a que leáis esta entrada de la RAE sobre las tildes.

10. Escribir los nombres propios en minúscula

Con tantos errores como se ven a diario, muchos de ellos de gran calado, escribir los nombres propios en minúscula inicial no me parece grave (o al menos no mucho, comparativamente hablando). Creo que se debe, más que nada, a meros despistes (que hay que corregir, obviamente).


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Francisco Rodríguez Criado, escritor, corrector de estilo, profesor de talleres literarios y creador del blog Narrativa Breve. Ha publicado novelas, libros de relatos, obras de teatro y ensayos novelados. Sus minificciones han sido incluidas en algunas de las mejores antologías de relatos y microrrelatos españolas: El cuarto género narrativo. Antología del microrrelato español (1906-2011). Ed. Irene Andrés-Suárez (Cátedra, Madrid, 2012),Velas al viento. Ed. Fernando Valls (Los cuadernos del vigía, Granada, 2010), La quinta dimensión (Universidad de Extremadura, Mérida, 2009), Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español. Ed. Fernando Valls (Páginas de Espuma, Madrid, 2008), Histerias breves (El problema de Yorick, Albacete, 2006), Relatos relámpago (ERE, Mérida, 2006), etcétera. Es autor de El Diario Down, donde narra en primera persona sus experiencias como padre de un bebé con el Síndrome de Down. Los zapatos de Knut Hamsun (De la Luna Libros, 2018) y Hombres, hombrinos, macacos y macaquinos (2020) son sus últimos libros de relatos.  


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